El día a día en los restaurantes puedes ser muy florido, presentándose situaciones que ponen a prueba la paciencia de los meseros, gerentes y cocineros. Aquí te comparto la lista de las cinco cosas que más odian los restaurantes de los clientes.
1. No respetar la hora del cierre
El trabajo en la cocina es muy físico, por lo tanto también es agotador. Cuando la hora de cierre se aproxima todo mundo corre para finalizar sus labores (lavar platos, lavar el piso, limpiar el equipo, etc). Pero nunca falta el cliente que llega al filo del cierre, tomándose todo el tiempo del mundo para elegir su comida y, por si fuera poco, pretende que la cocina esté funcionando al 100% mientras su presencia se alarga en el establecimiento, lo cual representa pérdidas para el lugar; por ejemplo, tener la freidora encendida por si al cliente se le apetece una orden de papas fritas para saciar su apetito después de un plato fuerte no es ganancia.
2. Mala actitud
El que paga, manda, dicen los altaneros. Como si se tratase de su casa, muchos clientes llegan con mala actitud a los restaurantes, pretendiendo ser tratados como reyes mientras ellos maltratan al personal con palabras o acciones fuera de lugar. Recuerdo ver a una compañera entrar llorando a la cocina por los comentarios de un cliente hacia ella. El maleducado cliente llamó a la compañera y le dijo: “con ese cuerpo, te mantengo con todo e hijos, no tendrías necesidad de trabajar”; al mismo tiempo, el cliente tomó desprevenida a la compañera y le agarró la mano, algo que la impactó y la hizo pasar un mal momento. La decisión de la gerencia fue expulsar al comensal del lugar.
3. Los críticos
Muchas personas llegan con aires de grandeza a restaurantes. Y no se lo piensan dos veces al momento de llamar la atención de los otros comensales a su alrededor, empiezan a reclamar en voz alta, tratando de ganar la moral del mesero. En un día cualquiera, mientras comía con mi familia en un restaurante de la capital, una señora empezó a vociferar fuertemente que “cómo era posible que no le sirvieran un lomito de cerdo termino medio”. Luego de que el mesero amablemente le explicara las consecuencias de comer carne de cerdo no muy cocida, ella no tuvo más opción que bajar la cabeza. Recuerden, la carne de cerdo debe cocinarse bien para lograr matar las bacterias y parásitos que contiene o puede contener.
4. Faltar a una reservación sin avisar
Muchas veces los restaurantes recurren a cambios de última hora en la posición de sus mesas y asignan espacios que otros clientes desean al momento de cumplir con reservaciones hechas por otro clientes. Aquí entra en juego la conciencia de la persona que ha reservado el espacio; pues es de muy mal gusto dejar al restaurante “vestido y alborotado”. Consideremos que el espacio asignado pudo ser usado por otros clientes. En muchos casos se deja de atender a personas por tener los espacios reservados, así que, recuerda: el restaurante te agradecerá avisar si no llegarás a la reserva que has hecho.
5. Reclamar por la cuenta
Sólo los restaurantes de “alta cocina”, donde los ricos y famosos comen, se dan el lujo de no poner los precios de sus platillos en el menú. Pero en nuestro país no hay restaurante con carta sin precios. Aún así, he visto muchas veces personas que reclaman por el total de su cuenta luego de haberse atiborrado. Es muy penoso estar explicándole al cliente y recordándole todo lo que ha comido y bebido para que acceda a pagar la cuenta; normalmente, este tipo de personas se quedan grabadas en la mente del personal y son vistos como clientes no deseables. Aunque en la mayoría de casos no se les hace saber tal distinción otorgada por el personal, la atención que se les brinda se delega en la gerencia.
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